29/04/2010 - 30/06/2010

Un largo camino a casa

Un largo camino a casa relata la historia de recuperación del edificio del II Cuerpo del Ejército, actual sede del Museo de la Memoria. Exhibida en 2010.

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Historia

En 1928 el arquitecto Ermette De Lorenzi, recién egresado, proyectó esta obra para su padre Victorio. Fue llamada “Casa de los padres”

 

Ubicada en la esquina de Córdoba y Moreno con frente al norte y al este tiene una posición privilegiada ya que se enfrenta al Palacio de Tribunales.

 

En los años de la última dictadura militar (1976-1983), el Comando del II Cuerpo de Ejército, ocupó sus instalaciones. Desde ese sitio, base operativa del poder militar sobre las provincias de Santa Fe, Misiones, Chaco, Formosa, Corrientes y Entre Ríos- se diseñó el plan de persecusión y exterminio. A solo 200 metros del lugar - esquina de Dorrego y San Lorenzo- se encontraba el Centro Clandestino de Detención conocido como Servicio de Informaciones.

 

El edificio del Comando fue utilizado por las fuerzas militares para la realización de los Consejos de Guerra. También fue el sitio obligado de peregrinación de familiares que llegaban hasta allí con la esperanza de conocer la suerte corrida por sus seres queridos.

Finalizada la dictadura en 1983, el inmueble fue desocupado, pasando de estar abandonado en algunos períodos, hasta ser utilizado para el desarrollo de actividades municipales.

 

En 1999 el bar Rock´n Fellers comenzó a desarrollar sus actividades, las que se prolongaron hasta marzo de 2010 fecha en que definitivamente, y luego de años de reclamos y presentaciones judiciales el inmueble es recuperado para convertirse en sede definitiva del Museo de la Memoria gracias al impulso de una Ordenanza municipal, a una Ley de expropiación de carácter provincial y al firme reclamo de las Organizaciones de Derechos Humanos de la ciudad de Rosario.

Testimonio

Al cesar en su calidad de detenidos algunos prisioneros eran enviados a la sede del Comando del II Cuerpo de Ejército. Allí se les dirigía un discurso antes de dejarlos en libertad.

 

«Galtieri nos preguntó los nombres uno por uno. Cuando llegó mi turno me hizo una perorata sobre su satisfacción de darme la libertad en nombre del Presidente de los argentinos, el Gral. Videla. Me aconsejó que recordara siempre los colores de nuestra bandera 'que cubren el cielo de nuestra Patria'. Que fuera a mi casa, que ayudara a mi nuera a cuidar a sus hijas y, para colmo de ironías, me pidió que olvidara todo lo que había pasado y que no odiara al Ejército. Yo quiero hacer responsable a Galtieri de la destrucción de mi familia».

 

(Testimonio de Juana Elba Ferraro de Bettanin, quien además de su detención y tortura sufrió la perdida de sus tres hijos).

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