13/06/2018 - 05/08/2018
Horizonte de sucesos
Se puede visitar la instalación de sitio específico "Horizonte de sucesos", del artista Diego Figueroa, curada por Hernán Camoletto, al cumplirse 40 años de la Copa Mundial de Fútbol de 1978.
En junio de 1978, como golpe que marcaría a fuego nuestro imaginario social, el gobierno de facto encabezado por Jorge Rafael Videla, con la connivencia y el apoyo de grupos de poder económico-civiles, montó uno de los operativos de manipulación social más devastadoramente exitosos de nuestra historia.
Horizonte de sucesos ancla en las reglas del fútbol para subvertirlas en alegoría a uno de los episodios más penosos de nuestra historia reciente.
Diego Figueroa (Chaco, 1975) Estudió pintura con Oscar Sánchez. Obtuvo becas de formación de la Fundación Antorchas y el Fondo Nacional de las Artes en reiteradas oportunidades. Ha participado de numerosas exposiciones de arte individuales y colectivas.
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Horizonte de sucesos
En junio de 1978, como golpe que nos marcaría a fuego como individuos y como sociedad, Argentina fue sede de la Copa Mundial de Fútbol, una de las estrategias de manipulación más eficaces de la última dictadura cívico-militar.
Desde que Juvenal acuñara la locución, "pan y circo" resuena como modus operandi de distracción de los sistemas totalitarios. Sin embargo reducir a esta máxima la construcción de la épica mundialista sería quitarle poder de alcance, aminorar su grado de nocividad.
"Pantalla", "maquillaje", “encubrimiento”, "ocultamiento” son algunos de los conceptos recurrentes en los análisis que vinculan Mundial y dictadura. Estas lecturas son, como mínimo, ingenuas ya que implican el disimulo. El maquillaje es disimulo y la dictadura no disimuló, no necesitó disimular nada.
No es preciso tapar cuando el otro no puede ver.
25 millones de argentinos
¡jugaremos el mundial!
Los 25 millones de argentinos que jugaron el mundial no podían ver. Eran subjetividades intervenidas. Todos los estamentos del Estado en connivencia con grupos de poder civiles funcionaron en sinergia generando un gobierno basado en el crimen desde la acción planificada, ejercida y sostenida en lo real, lo imaginario y lo simbólico. Se hizo desaparecer la diferencia. Se suprimió al otro. Desaparecieron (fueron desaparecidos) cuerpos, se combatieron ideologías a la vista de un pueblo cuya posibilidad de acción estaba anulada por una maquinaria que operó desde los medios y la manipulación psicológica para inventar sus propias representaciones e instituir un nuevo imaginario social atravesado por la euforia nacionalista, y el valor de universalidad de los valores impuestos.
¡Mundial!
La justa deportiva sin igual.
¡Mundial!
Un grito de entusiasmo universal.
Las acciones individuales dejaban así de estar en contacto con la reflexión y el deseo para responder a mandatos y consignas seteadas con el fin de anular la individualidad bajo el barniz de la exaltación del yo común.
¡Vibrar!
¡Soñar!
¡Luchar!
¡Triunfar!
Un yo moderado, sobrio, calmo, imperturbable ante los avatares del mundo.
Luciendo siempre
sobre la ambición y la ansiedad
¡temple y dignidad!
Un llamado a la acción quieta, infantilizada, desafectada de necesidades que no fueran las del propio sistema.
Jugar
en limpia competencia hasta el final.
Sentir
latente, en cuerpo y alma el ideal.
Así,
brindar a todos
nuestra enseña
grande y fraternal
azul y blanco celestial.
Así, los sentidos organizadores sobre los que se sustenta la institución de normas, valores y lenguaje fueron reescritos desde la matriz del poder impactando en la subjetividad colectiva, creando un imaginario destinado a producir cohesión, adhesión ciega y, por sobre todas las cosas, la eliminación de toda representación divergente.
Con fervor
enfrentaremos
con amor
recibiremos
Con honor
en la victoria o la derrota,
palpitando igual nuestro corazón.
Quienes no eran parte de los 25 millones de argentinos derechos y humanos que jugaron según ese esquema táctico (¿será ese grupo que en la marcha oficial de Mundial está silenciado, desaparecido*?), quienes resistieron las acciones de manipulación tuvieron la posibilidad de ver, sintieron la necesidad actuar. Lo que ocurrió (lo que sigue ocurriendo) a quienes vieron y actuaron (a quienes ven y actúan) por fuera de los márgenes impuestos por el tirano, en reacción a la intención silenciadora de los opresores, resuena como llamado al compromiso individual, como bandera de lucha colectiva.
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La intervención de Diego Figueroa desplaza poéticamente el juego. Del ámbito deportivo al ámbito político.
Subvierte la función de un arco que, plantado en un corner de la terraza, es atravesado por un chumbazo que llega desde afuera. Desde un juego que se desarrolla en otra cancha. Los tensores, diseñados para proteger a los jugadores, devienen el punto débil, el agujero en la trama por donde se define el ataque. Arrasados los anclajes, revertida su direccionalidad, la red es portal, vórtice, boca de Cronos, agujero negro cuyo campo gravitatorio chupa, retiene, desaparece.
Hernán Camoletto
Curador
*Según datos del Banco Mundial, en 1977 Argentina contaba 26.9 millones de habitantes llegando a 27.3 en 1978.