Otra prueba clave en el caso de Silvia Suppo

Diario Rosario12 - 06/02/2015

El video fue filmado por dos cámaras instaladas en el hall de la Terminal.

Un video muestra a los imputados en la Terminal de Ómnibus de Rafaela


Por Juan Carlos Tizziani, desde Santa Fe

 

El apoderado de la empresa concesionaria ratificó ante el Tribunal Oral que tuvo que entregar dos veces las grabaciones donde se ven a Sosa y Cóceres subiendo a un micro luego del crimen, porque la primera fue "perdida" por la policía.

El juicio por el asesinato de Silvia Suppo dejó a la vista el manejo de la Policía de la provincia con otra prueba clave. Es un video de la Terminal de Omnibus de Rafaela que muestra a los dos imputados, Rodrigo Sosa y su primo Rodolfo Cóceres, la misma mañana del crimen, el 29 de marzo de 2010, cuando se escapan en un colectivo de línea hasta Santa Fe. El apoderado de la empresa concesionaria, Hernán Gunzinger, ratificó ayer ante los jueces del Tribunal Oral que tuvo que entregar dos veces las grabaciones: la primera, en la Jefatura de Policía y la segunda, ante el propio juez que instruía la causa, Alejandro Mognaschi, porque la primera copia nunca llegó al expediente. "Yo fui personalmente a entregarles el video", dijo Gunzinger y mencionó que los había dejado en mano del entonces subjefe de la Unidad Regional V, Leandro Alberto Amaya, quien negó haberlo recibido. El empresario no tuvo la precaución de hacerse firmar un recibo, pero sí se guardó una segunda copia, que es la que luego aportó a la investigación y hoy está en el Tribunal de Santa Fe que juzga a Sosa y Cóceres.

El video fue filmado por dos cámaras instaladas en el hall de la Terminal y en un sector de cuatro dársenas (desde la 7 a la 10), donde salen y llegan los colectivos entre Rafaela y Santa Fe, dijo Gunzinger. "¿Usted lo vio?", le preguntó la presidenta del Tribunal, María Ivón Vella.

-Sólo una parte, porque tampoco sabía qué tenía que ver le contestó el testigo.

La que sí lo vio es la hija de Silvia Suppo, Marina Destéfani, quien dijo a Rosario/12 que la filmación muestra a Sosa y Cóceres, acompañados por la hermana del primero, Mariana Sosa, quien llevaba un bebé en brazos. "También hay una cuarta persona que habla con ellos", reveló Marina. "En su momento, pedimos que se lo identifique y se investigue ese hecho, pero no lo hicieron", se lamentó.

Gunzinger recordó que poco después del asesinato de Suppo, dos policías le preguntaron si la Terminal tenía cámara de vigilancia y le pidieron el video del 29 de marzo. El fue entonces hasta la empresa Witel que administra el sistema de monitoreo y pidió dos copias. Como la Jefatura de Policía de Rafaela queda a cuatro cuadras, llevó una de esas copias hasta un despacho que "está a la izquierda" de la entrada y guardó la segunda en su poder. En la etapa de instrucción, había dicho que era la oficina de Investigaciones.

La abogada querellante Lucila Puyol le preguntó si recordaba el nombre del policía a quien le había entregado el video. Gunzinger respondió: "Almaras". En su primer testimonio había señalado a Amaya. "¿Es Almaras o Amaya?", le planteó la jueza Vella.

-Amaya contestó el testigo.

"Después me enteré que decían que no había llevado las grabaciones, pero yo fui personalmente a entregárselas", relató Gunzinger. "Actué con rapidez y buena fe", insistió.

En junio de 2010, aportó la segunda copia del video la que había quedado en su poder al Juzgado de Mognaschi. El juez José María Escobar Cello le preguntó por el tiempo de archivo de las grabaciones. "En ese momento, eran siete días y después se borraban" señaló Gunzinger . Pero después de lo que pasó en el caso Suppo, la empresa actualizó la tecnología: ahora se guardan durante 20 días. Y explicó que hubo otro cambio: ya no entrega más videos a la policía sin recibo.

La audiencia de ayer se abrió con el testimonio de la hermana de Sosa. Mariana Sosa dijo que su hermano y su primo Cóceres llegaron a su casa, ese 29 de marzo, "entre las 8 y las 8.15" de la mañana. Un horario que planta otra duda. "Yo no sabía nada de lo que ellos hicieron", dijo.

Ellos, estaban sentados afuera recordó Mariana Sosa. Más tarde, ella pidió por teléfono un auto a la remisería La Nueva, que trasladó a su hermano y a su primo hasta la Terminal de Omnibus de Rafaela. Ayer, en el juicio, aclaró que ella también subió al auto y los acompañó hasta la Terminal. No le preguntaron si conocía a esa cuarta persona que observó en Marina Destéfani.

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