La Capital, Sábado 23 de Noviembre de 2019

Volver a mirar los crímenes sexuales de la última dictadura

El Museo de la Memoria abre una muestra que rescata los testimonios de las mujeres que sobrevivieron a la Esma y al SI en Rosario.

Entre 2010 y 2018 se dictaron 107 condenas en 26 sentencias por abuso sexual, violación y aborto forzado.

Por Eugenia Langone

Lo dijeron. Lo dijeron y no las escucharon. Lo dijeron algunas ya en el Juicio a las Juntas con la primera condena a los genocidas de la última dictadura cívico militar. Otras lo dijeron años después. Y están también las que recién ahora pueden decirlo. "Ser mujeres en la Esma, testimonios para volver a mirar" es la muestra que reúne referencias judiciales de las sobrevivientes de los centros clandestinos de detención sobre la violencia de género y diversos delitos sexuales cometidos en la Esma. Una exhibición originalmente montada en ese sitio de memoria y que hoy se reinaugura en el Museo de la Memoria (Córdoba y Moreno), sumando los testimonios por delitos sexuales de ex detenidas desaparecidas del Servicio de Informaciones que se aportaron en las causas Feced III y IV, que actualmente se tramitan en la ciudad.

Pensada en el marco del Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que se conmemora el lunes, la muestra fue coorganizada por las secretarías de Género y Sexualidades, y de Derechos Humanos de la UNR, y se puede ver en el subsuelo del museo.

Desde el Juicio a las Juntas en 1985 la Justicia investigó, juzgó y condenó los crímenes sexuales cometidos por los genocidas como tormentos. Pasaron décadas para que las violaciones y abusos sexuales cometidos en su mayoría contra mujeres, aunque también contra varones, sean juzgados como delitos sexuales de lesa humanidad.

En 2001, con la reapertura de los juicios, comenzó a considerarse la especificidad de la violencia hacia las mujeres y recién en 2010, casi una década más tarde, se produjo la primera condena a una represor como violador. En 2011, el juez Sergio Torres, a cargo de la causa Esma, declaró los delitos sexuales del grupo de tareas de la Armada como parte del plan de exterminio.

Con ese largo camino recorrido, los registros del Ministerio Público Fiscal muestran que de 2010 a 2018 se dictaron 107 condenas en 26 sentencias por abuso sexual, violación y aborto forzado, entendidos como crímenes de lesa humanidad; y son 105 los casos de víctimas respecto de las cuales hubo condena, el 63 por ciento mujeres y el 37 por ciento varones.

Volver a mirar

Viviana Nardoni, directora del museo, Paula Contino y Florencia Rovetto, secretarias de Género y de Derechos Humanos de la UNR, respectivamente, coinciden en la necesidad de revisión. "No podemos pensar la memoria cristalizada", apuntó Nardoni, y las tres convocaron a volver a mirar y escuchar esos testimonios repetidos.

"A la luz de años y años de lucha, estos crímenes se van visibilizando. No es que no sucedió y no se dijo, sino que no fue escuchado, no fue tenido en cuenta. Sucedió y no se miró, decidió ser ocultado", señaló Contino, en esa propuesta de "revisitar la historia que permite ampliar las políticas de memoria, verdad y justicia".

Para Nardoni, visibilizar la especificidad de los crímenes sexuales y "hacer visible lo soterrado" tuvo que ver con "el impulso del movimiento de mujeres", así como el trabajo de "organismos de derechos humanos y sobrevivientes que tomaron nota de estas cuestiones, de las decenas de compañeras abusadas que lo habían ya mencionado como testigos y querellantes, pero que no habían tenido a su alcance que estos delitos se juzgaran como tales".

La secretaria de Género no sólo detalló los delitos sexuales de la dictadura como "delitos de género", sino que además recalcó que son casos "donde opera el estigma sobre las víctimas y los silencios, el paradigma de la culpabilización y la victimización, y por eso tardan en ser dichos, incluso décadas y más aún en el contexto de la última dictadura donde el ojo estuvo sobre el conjunto de la problemática".

El poder decir no sólo se convierte en la posibilidad de que la especificidad de esos crímenes sea juzgada, sino que además Rovetto destacó la importancia del hacerlo colectivo.

"El hablar, hacerlo público, enunciarlo, compartirlo y pensar juntes, repara —avanzó Rovetto—. Esto ocultado y silenciado por años fue un peso y un dolor tremendo para muchas mujeres sobre su individualidad; colectivizarlo, ponerlo en común, pensar estrategias para llevar adelante los juicios y todo lo que se moviliza, nos pone en un lugar de reparación colectiva".

La única condición a la hora de montar la muestra, originalmente pensada en el sitio de la ex Esma en torno a los testimonios de las mujeres que habían sido víctimas del grupo de tareas de la Armada durante la dictadura, fue "expresar lo que estaba pasando en Rosario" en el marco de las causas Feded III y IV, recalcó la directora del Museo de la Memoria, Viviana Nardoni. Es que la propuesta busca a su vez "acompañar la reconstrucción de las trayectorias de las compañeras que recientemente dieron testimonio por los delitos sexuales en los Tribunales Federales locales", indicó, un proceso donde por primera vez se incluye la especificidad de los delitos sexuales y crímenes de género cometidos sistemáticamente durante el terrorismo de Estado en Rosario. Así, las palabras de Stella Hernández y Adriana Beade, ambas sobrevivientes del Servicio de Informaciones (SI) que funcionó en la esquina de Dorrego y Santa Fe, volverán a escucharse en las pantallas del subsuelo, y el reclamo vigente a la Justicia para que "los delitos sexuales sean de lesa humanidad", como pidió Hernández en su última declaración en septiembre pasado. Si bien recordó que éstos son los dos casos en proceso en este momento en la ciudad, Nardoni recalcó que "a partir de la consideración de la especificidad de estos crímenes se renovaron las denuncias y eso aparece en el Servicio de Orientación Jurídica que existe en el museo", y ratificó la centralidad de lo jurídico.

"Lo jurídico legitima —continuó—. Condenar a un genocida por delitos de lesa humanidad, no solo por torturar, sino por violaciones y abusos sexuales a compañeras detenidas y desaparecidas, legitima la verdad de esas compañeras y el sufrimiento de todas las víctimas de la dictadura".

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