Diario Clarín Suplemento Arquitectura, Lunes 28 de Marzo de 2011

Una doble lección de memoria

Un edificio patrimonial de Rosario, donde funcionó el II Cuerpo del Ejército, fue reconvertido como museo del terrorismo de Estado.

Ronda, obra de Daniel García

Por ariel hendler

La obra del Museo de la Memoria, en Rosario, pone en juego dos órdenes bien distintos de preservación histórica. Por un lado, recupera una “villa” de estilo ecléctico proyectada en la década de 1920 por Ermete de Lorenzi (1900-1971), pionero de las vanguardias arquitectónicas en la ciudad. Por otro lado, el hecho de que en este lugar haya funcionado durante la última dictadura (en realidad desde antes) la sede del II Cuerpo del Ejército, cuyo comandante más destacado del periodo fue Leopoldo Galtieri, lo convierte en un símbolo tangible del terrorismo de Estado.

Para más datos, es el sitio donde se planificó y ejecutó a partir de 1976 la represión sobre una amplia región del país que abarca las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Santiago del Estero, Formosa, Misiones y Corrientes. Pero también era el lugar donde “los padres iban a preguntar por sus hijos desaparecidos”, según precisa Alejandra Buzaglo, coordinadora del Area de Derechos Humanos en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño (FAPyD) de la Universidad Nacional de Rosario.

En tanto, la historiadora Laura Pasquali, autora de un estudio muy minucioso sobre la historia del edificio y los debates públicos en torno a su destino, asegura que el mismo constituye un hito “en el que la realidad física se mezcla con el recuerdo de una etapa especialmente trágica de nuestro país y sus lazos con el presente”. También recuerda que en los primeros años de la democracia estuvo a punto de ser demolido para construir en altura, pero lo salvó la flamante Comisión de Preservación del Patrimonio invocando su valor arquitectónico.

Más tarde, en 1998, y gracias al activismo paciente de los organismos de derechos humanos, el Municipio aprobó la creación del Museo en ese lugar, y en 2002 la Legislatura provincial sancionó la ley de expropiación del edificio y su compra por la Ciudad. Esto último demandó un largo y trabajoso arreglo con la familia propietaria del inmueble, la misma que, aunque suene inverosímil, se lo había dado en alquiler al Ejército. Hasta que el 24 de marzo de 2010, aniversario del funesto golpe militar, se hizo entrega de las llaves a las autoridades comunales.

Arquitectura y arte

Atento a todas estas circunstancias, el proyecto impulsado por la Secretaría de Planeamiento municipal plantea, en primer lugar, la estrategia de devolverle a la casa la imagen original del proyecto de De Lorenzi. “La intervención tiende a ser silenciosa para que el protagonismo lo tenga el contenido, no el edificio”, explica el arquitecto Guillermo Castiglioni, director general de Diseño de la Vía Pública de Rosario y uno de los responsables del emprendimiento.

En rigor, lo que se hizo fue sacar el máximo partido posible de su espacialidad generosa y variada para indagar en formas de representación de la memoria “que van más allá del archivo, del monumento o de la plaza oficial”, indican sus proyectistas.

Con proyecto museístico a cargo de Rubén Chababo y Viviana Nardoni –su director y subdirectora–, y de acuerdo a la misma lógica que plantea el edificio, en la planta baja, el nivel más público y expuesto, se definió un gran espacio destinado a la muestra permanente de arte a cargo de destacados artistas locales. “El arte contemporáneo puede alcanzar una adecuada dimensión pedagógica sin la necesidad de transformarse necesariamente en pieza testimonial” argumenta Chababo. Es interesante cómo la galería vidriada y semicircular fue intervenida por Daniel García con imágenes de los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo en el suelo, titulada precisamente La ronda; o el caso de Memora, de Dante Taparelli, un artefacto interactivo donde pueden leerse crónicas de violaciones a los derechos humanos en toda América Latina, y que saca provecho del espacio de doble altura que abrieron hace una década los concesionarios de Rock & Feller’s para colgar una araña. También se puede apreciar una maqueta a escala 1:25 de la ex Jefatura de Policía de la provincial, desarrollada por el Area de DD.HH. de la FAPyD. “Ahí funcionó el Servicio de Inteligencia, por donde pasaron y fueron torturados todos los detenidos políticos de Rosario”, explica Buzaglo.

La planta alta, en tanto, fue destinada a las exposiciones temporarias, biblioteca y espacio pedagógico, mientras que en el subsuelo se encuentran el auditorio, talleres y depósitos. En la planta de la azotea, el nivel más reservado, se ubicaron las áreas gerenciales y administrativas: una obra de puesta en valor y refuncionalización. “Este Museo, único en su tipo en el país, debiera ser visto como el esfuerzo por  recordar algo amenazado por el olvido, como tantos otros episodios de la historia”, concluye Chababo.

Link

Ver todas las noticias