"Yo me morí en Armenia", repetía Jale Ohanessian cuando le preguntaban por el genocidio que sufrió su familia, a pesar de que vivió varios años en Argentina luego de aquel infierno. Cuando tenía 19 años, los turcos asesinaron a sus dos hijos y ella logró escapar con su hermana hacia Argentina. Nunca más tuvo hijos. La hermana de Jale fue la bisabuela de Delfina, Florencia y Sabrina Demirdjian, hoy integrantes la Cátedra Armenia que funciona en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR desde hace diez años. Este lunes 24 de abril, a las 19 horas, la cátedra inaugurará en el Museo de la Memoria un espacio permanente sobre genocidios, en el marco del 102° aniversario del primer genocidio del siglo XX que terminó con las vidas de más de un millón y medio de personas.

El equipo está integrado por Alberto Neirot, profesor de Historia de la UNR, Delfina Demirdjian, licenciada en Comunicación social, Florencia Dermirdjian, realizadora audiovisual, Sabrina Demirdjian, licenciada en Relaciones Internacionales y Emiliano Baravalle, diseñador. "Venimos trabajando desde hace años en una tarea de visibilización y concientización de la causa armenia. Primero teníamos la intención de hablar de temas y conflictos actuales, a través de talleres, pero nos encontrábamos con que los chicos de primer año de Relaciones Internacionales, no sabían ni dónde quedaba Armenia en el mapa. No podíamos hablar del genocidio ni de lo que había sucedido hacía 100 años atrás. Tuvimos que replantear por dónde empezar", relata Delfina.

Comenzaron a hacer talleres introductorios sobre Armenia, acerca de su ancestralidad, de su historia religiosa, de sus macro conflictos hasta lo que fue el contexto de la Primera Guerra Mundial. No sólo trabajan dentro de la facultad, sino que hacen extensión en el nodo Rosario de los Profesorados de Historia, realizando capacitaciones para los futuros docentes.

La abuela de las Dermirdjian es la única sobreviviente del genocidio armenio actualmente viva en Rosario, se llama Assana Sarkissian y tiene 96 años. Cuando le preguntan por lo que vivió, ella sólo expresa "los turcos mataron todo". Assana es una de las valientes mujeres armenias que lograron escapar de aquella masacre pero a las que el dolor les impide narrar algo sobre el tema. Florencia añade que no era fácil hablar en esa época, porque a muchos armenios les cortaron la lengua sólo por hablar su idioma.

El abuelo de ellas, Guiragos, también fue un sobreviviente. Vivía en Yozgat (hoy tierra usurpada por Turquía), en donde "los propios vecinos salían a matar a quienes sabían que eran armenios", cuenta la realizadora audiovisual. Decían que no quedó un armenio vivo en allí, pero Guiragos sí pudo huir, luego de que los turcos mataran a su familia enfrente de él y lo dejaran huérfano a los 5 años.

Se fue con dos hermanos en una de las caravanas, "que eran un símbolo de la muerte, porque caminaban durante días, luego de haber sobrevivido un infierno, sin agua, sin comida, sin destino", explica Delfina y continúa narrando que una noche en la que se instalaron con una carpa, uno de los hermanitos de Guiragos desapareció: "Eso lo torturó para toda la vida. En ese momento, los kurdos se llevaban a los bebés que veían 'lindos' y saludables. Nunca más lo encontró".

Sabrina Demirdjian aclara que ellos hablan de "Estado genocida" y no de "Turquía genocida", "porque para nosotros el pueblo turco hoy es víctima de las violaciones de derechos humanos. Nosotros trabajamos mucho sobre la temática de Turquía. Queremos destacar a ciudadanos turcos como Hrant Dink, periodista turco‑armenio, asesinado por el estado por hablar sobre el genocidio, y Omar Pamuk, premio Nobel de Literatura, conocido por su denuncia del genocidio armenio y acusado de traición", y agrega que "el estado turco tiene una gran responsabilidad del negacionismo y de no reconocer el genocidio y hasta que lo hagan, nosotros seguiremos trabajando activamente sobre el tema y sobre la ancestralidad de Armenia".

Hace dos años, el Papa Francisco celebró una Misa en el Vaticano en la que reconoció la matanza de los armenios como un genocidio y pidió tener memoria sobre este hecho para que no vuelva a ocurrir. "Para nosotras fue muy importante que el Papa lo mencione y reconozca como 'genocidio', porque significa no tener que justificarlo, no tener que fundamentar por qué decimos que lo fue", comenta Delfina.

Permanente

El lunes quedará inaugurado en el Museo de la Memoria de la ciudad, el espacio que contará con una pantalla interactiva con una fotografía de cinco niños tomados de la mano. "Para nosotras esta imagen simboliza la unidad. Siempre usamos el criterio de pensar desde la víctima porque actualiza el grito silenciado y creemos que nos ayuda como sociedad a conocer el pasado, construir el presente y forjar el futuro", detalla Delfina. En la foto aparece Guiragos Demirdjian junto con otros sobrevivientes, huérfanos. "Más allá de que este es un archivo familiar, creemos que es la historia de todos los abuelos y bisabuelos, y también de todos los inmigrantes", agrega Sabrina.

En la pantalla, cada niño llevará al usuario a 5 producciones distintas. El primer niño, mostrará definiciones de algunos conceptos, como "genocidio" y "genocidio armenio". El segundo, conectará al usuario con una línea histórica que realizaron desde la cátedra sobre Armenia. El tercer niño recupera a una muestra fotográfica que expusieron hace unos años en el museo. El cuarto niño es un cortometraje que hicieron sobre Hrant Dink, como un homenaje para recordar su trabajo. Finalmente, el quinto niño es la campaña que produjeron con motivo del centenario del genocidio: #YoReconozcoElGenocidioArmenio, que consta de cien fotos de personas de todo el mundo que se sumaban enviando una foto con esta frase.

El espacio estará abierto al público en el Museo y estará disponible para visitas guiadas de escuelas de la región. Desde la Cátedra Armenia de la UNR ofrecen asesoramiento para los docentes y los niños que recorran el espacio.

"Lo que nos ha transmitido el abuelo fue lo que nos ha hecho llegar hasta aquí con este fuego interno, para que esto no se muera y se conozca", concluye Florencia. Entre las tres hermanas recuerdan que, a pesar de que el hecho ocurrió hace cien años, para muchos sobrevivientes y descendientes sigue aún como una herida abierta por la negación sistemática por parte del Estado de Turquía y de otros países.

Guiragos lloraba todas las noches, en Rosario, ya con su familia argentina. Lloró hasta sus últimos días. Gritaba "mamá, mamá", cuando soñaba la desgarradora escena en la que los soldados turcos mataban a su madre enfrente suyo, mientras su hijo lo escuchaba desde su habitación.

Agenda

Otras actividades en el marco del aniversario del genocidio armenio se relizarán el lunes a las 10 de la mañana, cuando se inaugurará la muestra de fotografías "Amena Hayastan: La más Armenia", de Federico Ohnikian, en el Palacio Vasallo (Córdoba 501).

Por otro lado, a las 18 horas, la Colectividad Armenia de Rosario realizará el acto central en conmemoración de los 102 años, inaugurando un memorial con la flor No Me Olvides (símbolo del centenario) en el Parque de las Colectividades (Dorrego y Wheelwright).

*Integrante de la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR.

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