Diario Rosario|12, Martes 15 de Noviembre de 2011

Guatemala de la resistencia

Las fotografías verticales que integran esta muestra itinerante documental, que acompaña a un libro, fueron seleccionadas de entre las 40 de la exposición completa por la artista rosarina Graciela Sacco, quien ideó además el montaje.

La guerra civil en Guatemala dejó más de 200.000 muertos, así como miles de refugiados.

Por Beatriz Vignoli 

El viernes 4 de noviembre, a las 20, en la sala de exposiciones temporarias de la planta alta del Museo de la Memoria (Córdoba 2019) se inauguró la muestra Guatemala: Cultura y Resistencia, del fotógrafo estadounidense Jonathan Moller (1963, Cambridge, Massachussets), quien dará una charla sobre el tema en el Museo de la Memoria el 1 de diciembre. Las fotografías verticales de 50 x 60 cm que integran esta muestra itinerante documental, que acompaña a un libro publicado por powerHouse Books (Nueva York, septiembre de 2004) cuyo título original (y también título original de la muestra) es Our Culture is Our Resistance: Repression, Refuge and Healing in Guatemala, fueron seleccionadas de entre las 40 de la exposición completa por la artista plástica rosarina Graciela Sacco, quien ideó además el montaje. Este fue realizado por otro artista local, Darío Ares. El segundo libro de Moller, Rescatando Nuestra Memoria: Represión, Refugio y Recuperación de las Poblaciones Desarraigadas por la Violencia en Guatemala, fue publicado en 2009 por F&G Editores en Guatemala.

Sacco, quien trabaja en su propia obra con el concepto de "tensión admisible" entre los espacios vitales mínimos, explicó que su idea de montaje busca dar la sensación de un laberinto, donde no parece haber una salida pero finalmente se la encuentra. El audio de la muestra es una marcha militar pegadiza, machacante. Los paneles marrones oprimen como masas asfixiantes y las fotos son bellas pero durísimas.

La guerra civil en Guatemala dejó más de 200.000 civiles muertos y desaparecidos, y generó cientos de miles de refugiados y desplazados. La Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH) registró 626 masacres atribuibles a las fuerzas armadas. Más de 450 pueblos fueron completamente borrados del mapa durante la campaña de tierra arrasada entre 1979 y 1984. "Esta exposición --escribe su autor--, intenta arrojar luz sobre la historia reciente de los pueblos indígenas mayas que fueron desarraigados y sufrieron el terrorismo de Estado durante la prolongada guerra civil de su país. Habla de la represión y del genocidio que tuvieron lugar en los años 80, y del trabajo por la verdad y la reconciliación que se realiza hoy", testimonia Moller, quien trabajó en zonas rurales del norte de Guatemala como activista por los Derechos Humanos y fotógrafo freelance entre 1993 y 2001. Más recientemente, colaboró con un equipo de antropología forense, documentando las exhumaciones de los cementerios clandestinos. Entre otras distinciones, en 2001, Moller recibió el Premio Henry Dunant de la Cruz Roja Internacional a la Excelencia en Periodismo por el mejor reportaje fotográfico en Centroamérica y el Caribe.

El horror se mezcla en las composiciones clásicas de Moller con la belleza de la naturaleza y las vestimentas regionales que enmarcan la dignidad de los rostros en entornos de una fragilidad aterradora. Sacco cuenta que en su selección buscó huir en lo posible del color local y del regionalismo, pero los contrastes entre cada arco iris de las telas tejidas a telar sobre el verdor de la vegetación exuberante y la negrura intensa de la tierra les dan a estas fotos un encanto que las hace soportables. A la brutalidad de las osamentas o al dolor de los funerales, se superponen los ritos de la piedad y de la memoria.

Cobran gran importancia en estos testimonios visuales las imágenes religiosas o los textos políticos, como aquello capaz de designar, nombrar, reorganizar el sentido de la vida que fue destrozado. La obra de Moller se centra principalmente en la vida y labor cotidiana de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR), integradas por sobrevivientes de las masacres que huyeron a las sierras y las selvas desde las aldeas donde tenían sus casas y sus tierras, que fueron arrasadas por el Ejército. Allí formaron "comunidades autónomas y altamente organizadas que resistieron silenciosamente la matanza y la dictadura militar, permaneciendo en la clandestinidad, acusados de guerrilleros y cazados por el Ejército", relata el fotógrafo, quien documentó este proceso entre 1993 y 1995. "Luego de la firma, a fines de 1996, del Acuerdo de Paz que puso fin a los 36 años de guerra civil en Guatemala, comunidades enteras de las CPR comenzaron a bajar de sus refugios para reubicarse en nuevas tierras", cuenta Moller, quien los visitó en 2000 y 2001 y los fotografió en sus nuevas circunstancias.

"Se dice que los huesos de los muertos no mienten", se lee en uno de los textos que forman parte de la muestra, por Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz 1992. "Las fotografías de Jonathan Moller hablan de esto. Pero también muestran otra cara... la de la lucha por la justicia, la paz, la dignidad y unas mejores condiciones de vida".

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