Diario La Capital, Domingo 16 de Diciembre de 2012

Para la verdad y la justicia

El Museo de la Memoria homenajeó a Iván Hernández Larguía en el Día de los DDHH. Norma Vermeulen, fundadora de Madres, donó sus archivos.

Las palabras de Bertolt Brecht le correspondían con todo derecho: "Hay quienes luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles". e El Museo de la Memoria se las dedicó a Iván Hernández Larguía (1923-2012), al dar su nombre al auditorio de la institución. A la vez, en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos, el lunes de esta semana, Norma Vermeulen, fundadora de Madres de Plaza 25 de Mayo, entregó su archivo personal al Museo "para que lo destine al mejor fin, que es la memoria, la verdad y la justicia".

Hijos y familiares de Hernández Larguía, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales se dieron cita en el Museo de Córdoba y Moreno. Entre otros, estuvieron militantes históricos de los derechos humanos, como Ema Lucero, Elida Luna, Matilde Bruera, Norma Ríos y Daniel Luna. También asistieron alumnos de la Escuela de Enseñanza Secundaria Orientada número 551, "Sonia Beatriz González Avalos", que lleva el nombre de una detenida-desaparecida. Y la intendenta Mónica Fein y el secretario de Cultura municipal, Horacio Ríos.

El acto comenzó con un discurso del director del Museo, Rubén Chababo. "Ustedes saben lo que costó estar aquí, constituir y conformar este museo. Siempre se decía que este museo iba a estar vacío, que iba a ser el museo de la revancha, de la muerte. Y lo que demuestra la vida cotidiana de la institución es exactamente lo opuesto a eso, algo que se puede constatar en sus acciones y en sus proyecciones no solamente locales sino también nacionales y en sus vínculos y alianzas con tantas instituciones", dijo.

Chababo destacó además que "este tipo de instituciones solamente son posibles cuando hay un presencia de un Estado que se hace cargo de las demandas, que acompaña y apoya los deseos y los proyectos de la sociedad". También señaló que "la agenda pendiente en materia de derechos humanos es amplísima" y, refiriéndose a "Entre nosotros", la obra de Graciela Sacco situada en la planta baja del Museo, dijo que "nos importa que estos ojos nos alumbren no sólo sobre aquello que no fue visto en el pasado, sino también todo aquello que no se ve o no se quiere ver en el presente".

La subdirectora del Museo, Viviana Nardoni, explicó la actualización de la obra Evidencias, el espacio creado por Norberto Puzzolo para representar la búsqueda de niños y bebés apropiados o desaparecidos durante la dictadura. Así, se colocaron las fichas correspondientes a los casos resueltos en 2012: Pablo Javier Gaona Miranda, quien recuperó su identidad el 7 de agosto; la hija de Carlos Héctor Oviedo y María de las Mercedes Moreno, quien recuperó su identidad el 9 de octubre; un embarazo que no llegó a término, cuyos padres fueron Héctor Malnati y Mirta Coutoune, desaparecidos en La Plata en 1976 y un nieto que se suma al listado de niños buscados, hijo de Marta Elsa Bugnone y Jorge Ayastuy (ver aparte). Además el Museo anunció que se colocará una ficha por el embarazo de Alicia Tierra de Tion, secuestrada en Rosario en diciembre de 1976 y cuyos restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el Cementerio La Piedad.

En 2003 el Museo de la Memoria digitalizó más de cien mil fojas de la llamada causa Feced. Fue la base de su centro documental, que en los años posteriores incorporó diferentes archivos, entre ellos los de Rubén Naranjo y de Darwinia Gallichio, y que este lunes recibió el de Norma Vermeulen.

Durante la dictadura, recordó Vermeulen al entregar sus archivos, "traté de recopilar todos los recortes de información que aparecían en los medios gráficos y fui ordenándolos en carpetas. La ilusión de esos primeros años era poder mostrarle este material a mi hijo cuando la esperanza era recuperarlo con vida. La triste realidad que vino después, cuando se comenzó a hablar de desaparecidos, no impidió que la lucha siguiera y que este material recopilado se fuera acrecentado".

En el cierre, se impuso el nombre de Iván Hernández Larguía al auditorio del Museo y se descubrió una placa que lo evoca con las palabras de Brecht. "Iván fue una persona fundamental, necesaria, indispensable para la génesis de este museo. Extrañamos su criterio, la forma exacta de intervenir en algunas discusiones, su ecuanimidad, la forma de instalar equilibrio y también sus convicciones. Lo extrañamos como un luchador pero también como un amigo", dijo Rubén Chababo.

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