La Noche de los Lápices: «Lo que quisieron matar, hoy vuelve a renacer»

Infojus Noticias - 16/09/2015

Hubo un secuestro masivo de estudiantes platenses

A 39 años de la Noche de los Lápices

Lo dijo Sofía, alumna de la escuela María Claudia Falcone. Hace 16 años que la comunidad educativa de ese colegio de Palermo decidió que llevara el nombre de una de las estudiantes secuestradas y desaparecidas en la Noche de los Lápices. Para otra estudiante, Zoe, “es un tiempo político ideal para que los chicos se involucren en la política y en la militancia”.

Sofía todavía estaba en la primaria cuando decidió que apenas entrara al secundario se sumaría al centro de estudiantes de la escuela María Claudia Falcone, donde iba a estudiar. En ese entonces, su cabeza estaba llena de preguntas sobre cómo funcionaba ese espacio que mezclaba política con contención, chicos de primer año con otros de quinto. Hoy está en cuarto año y tiene 17, apenas uno más que Claudia Falcone cuando fue detenida el 16 de septiembre de 1976. Cuando Sofía piensa en eso se emociona. Cree que su actividad política en el colegio es parte de su compromiso para recordar a todos los adolescentes que esa noche fueron secuestrados por hacer eso que ella hoy puede hacer libremente. A 39 años de la Noche de los Lápices, Sofía dice que “lo que antes quisieron matar, hoy vuelve a renacer. Seguir luchando es lo más lindo que le podemos dar a nuestros compañeros de ese entonces”. 

La escuela media municipal N°7 María Claudia Falcone está en el barrio de Palermo. No siempre tuvo ese nombre. La elección, en 1997, fue un gesto, una autodeterminación y una decisión política de toda la comunicativa educativa. En su origen estuvo a punto de llamarse Julio Saguier, en honor al ex intendente radical y por elección del por entonces secretario de Educación porteño, Horacio Sanguinetti. La ola de quejas de padres, estudiantes y educadores enseguida puso un freno a lo que apenas parecía un nombre, pero que en realidad era la identidad de la escuela, su posición como lugar de aprendizaje y pertenencia de cientos de jóvenes. Docentes y preceptores propusieron entonces el mejor método que conocían para elegir el nuevo nombre: votar y decidir entre todos.
“María Claudia Falcone” arrasó en las urnas con 250 votos. El nombre de una de las estudiantes detenidas, torturadas y desaparecidas en la Noche de los Lápices signó desde ese día la impronta del colegio. “Tienen charlas sobre lo que fue la dictadura, en la educación de los chicos siempre está presente lo que significa la militancia, los derechos humanos, la memoria”, explicó a Infojus Noticias Evangelina, mamá de Zoe, alumna de segundo año. El compromiso de la escuela con los derechos humanos fue una de las razones más importantes cuando madre e hija eligieron juntas el secundario que ahora les tocaba transitar.
Hoy Zoe tiene 14 años y desde primer año es elegida por sus compañeros y compañeras como delegada del curso ante el centro de estudiantes. “Es un tiempo político ideal para que los chicos se involucren en la política y en la militancia, ya sea en el centro o dentro de también un partido político o una agrupación. Así uno aprende que va a lograr cosas poniendo el cuerpo y la voluntad”, dijo Evangelina. “En los noventa nosotros no teníamos esa alternativa, no había apoyo hacia los jóvenes”, comparó y explicó que para ella es “la juventud la que hace que todo sea posible”.
Para recordar la Noche de los Lápices, los estudiantes organizaron este viernes una jornada de reflexión y talleres artísticos para que todos puedan encontrar la mejor manera, la que más quieran, para expresar lo que ese día representa para cada uno. Mañana por la tarde, marcharán desde el Congreso hasta Plaza de Mayo junto al resto de los secundarios. Una delegación de estudiantes viajará especialmente a La Plata para participar también de la movilización que se realizará allá. Las actividades de reflexión, construcción de memoria y participación política son, sin embargo, cotidianas en la escuela.
“No nos cansamos de recordar a María Claudia, a sus compañeros y a todos los detenidos desaparecidos. Año a años recordamos para tener esa memoria presente en el día a día, porque queremos seguir cambiando la realidad y que los jóvenes sigan participando”, dijo a Infojus Noticias Sofía. “Además de aprender Matemáticas, la escuela te da la posibilidad de tener estos otros aprendizajes que sirven para crecer como personas”.
Hace ya 16 años que la escuela lleva el nombre de María Claudia. “Me parece fundamental que cambiemos de nombre a las escuelas, tenemos pocas con los nombres de los militantes comprometidos con el país. Debemos empezar a cambiar eso, no solo de las escuelas, sino también en las calles y los monumentos”, dijo Evangelina.

María Claudia Falcone estaba en la casa de su tía abuela en La Plata cuando la secuestraron junto a su amiga María Clara Ciochini media hora después de las doce de la noche. Hacía apenas un mes que había cumplido 16 años. Atrás quedaba su compromiso con la Unión de Estudiantes Secundarios, su militancia en los barrios, su carrera de Bellas Artes, su vida entera.

Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5a., 8a., y 9a. de La Plata y 3a. de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la provincia de Buenos Aires fueron algunos de los tantos centros clandestinos de detención donde fue vista. La última vez que la vieron fue el 28 de diciembre de 1976, en Banfield. Aún hoy continúa desaparecida.
Durante lo que se llamó la Noche de los lápices, efectivos a las órdenes del entonces jefe de la Policía bonaerense, Ramón Camps, se llevaron a diez jóvenes de entre 16 y 18 años. Años después, apenas tres fueron liberados. Todas las víctimas eran militantes que habían participado en la movilización que un año antes había conseguido la implementación del Boleto Estudiantil Secundario (BES).
Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro fueron arrancados de sus domicilios en la primera jornada de esa acción criminal. Al día siguiente, los represores apresaron a Emilce Moler y Patricia Miranda. Cuatro días después fue detenido Pablo Díaz. Gustavo Calotti, que había terminado el secundario un año antes, ya había caído en cautiverio el 8 de septiembre.
AS/RA

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