Noche de Museos Abiertos

En el marco de la 6ª edición de la Quincena del Arte Rosario, llega la Noche de los Museos Abiertos. Para ello, el Museo de la Memoria propone diferentes actividades bajo el nombre de “El ensueño de la Memoria”, que tendrán lugar el 1 de septiembre a partir de las 19 h 

Lectura coral de Reverie, de Beatriz Vignoli

Con curaduría de Lila Siegrist, invitamos a una lectura colectiva para recrear en voz alta la novela Reverie, editada por Iván Rosado. Participarán: Alejandra Benz, Julia Enriquez, Virginia Giacosa, Virginia Negri y Rosario Spina, junto a la autora, Beatriz Vignoli.

Es una novela-collage, una escritura-performance en tiempo real, una deriva que retoza con el significante, un texto cuyas instancias más experimentales obran como interrupción del yo y también como indicio de un compañero imprevisto, pero muy presente.

Feria de editoriales y autores autogestivas

Habrá un punto de encuentro para la edición independiente y autogestiva de la ciudad, en la que participará un amplio abanico de producciones locales y nacionales, el cual estará curado y editado por Arde Libros, Craz Librería y Virginia Molinari.

Música entre lecturas

DJ Emilio Delmar pasará vinilos entre cada lectura.

 

Además:

  • Barra con comida y bebida a la venta
  • Recorrido mediados a las 20, 21 y 22 h
  • Propuesta de acción colectiva: en el Patio de Evidencias, donde se encuentra la Fuente de la Identidad, se invitará a compartir palabras y frases que evoquen recuerdos personales, momentos de valor afectivo, sueños colectivos, apelando al ejercicio de mantener viva la memoria.

 

La Noche de Musesos Abiertos es una propuesta en el marco de la Sexta Quincena del Arte Rosario  2023: Patios, en la que los museos y diferentes espacios culturales de la ciudad abren sus puertas para ser visitados desde las 18 a las 24 h.

Consultá la programación completa: 
https://www.rosario.gob.ar/web/agenda/noche-de-museos-abiertos-0

 

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Compartimos el texto curatorial de Lila Siegrist 

Un gato en el embute

Por Lila Siegrist


“El psicoanalista británico Wilfred Bion llamó reverie (del francés rêverie, ensoñación) a la función materna que habilita al bebé la transformación de afectos crudos en pensamientos. Ese es el título que eligió Beatriz Vignoli para esta autoficción sin ficción, cuya prosa se mueve entre lo narrativo y lo ensayístico, entre el original y la cita. El relato se dispara en un solsticio de invierno con la adopción de Didí, un gato de seis años que, con su contundente corporalidad, sus maullidos y sus intervenciones en el teclado, repondrá el presente simple cada vez que el diario personal amague con convertirse en memoria o tratado. Los dos seres vivos -ambos en duelo- comparten un espacio doméstico, de cuya intimidad porosa se ausentará la autora en breves excursiones, obligada por su trabajo como crítica de arte o impulsada por el placer de caminar: visitas y paseos de los que trae fragmentos de discursos estéticos, míticos o políticos que suman incertidumbre a su revisión autobiográfica.” (1) La autora, en convivencia con esta nueva criatura y con los músculos en reposo, alimenta el sortilegio de esta novela universal prospectiva que trata sobre la memoria y otros nuevos tiempos.
La voz notable y talentosa de Beatriz Vignoli se lee sin sibilancias a lo largo de toda su obra, tanto en su trabajo como crítica de arte, cronista y artista, como en su poesía y su narrativa. Aquí, sobre este escritorio, están mis gatas testigas del garrapateo institucional y especular. Ellas se acomodan entre prendas usadas y están acostumbradas al “amasijo” de nuestras relaciones, como dice Vignoli. En las extendidas obras de Agustín González tenemos el enorme antecedente de felinos literatos, que oímos conversar sobre el amor hace décadas.
Esta vez, en Vignoli, el ronroneo de Didí, su redondez y su candidez marcarán el pulso y el grandor del trayecto completo por esta obra. La muerte de Viví, su madre, lo pone a Didí gato en un lugar de indefensión y vulnerabilidad, por lo que debe mudarse de casa y conseguir una nueva compañera. Didí es un gato con carácter y con personalidad. La autora se compromete a encontrarse con él, cuyo desoriente lo vuelve díscolo en este lugar desconocido: la casa de Beatriz. Ella se propone una misión y le pide al mundo exterior, “no me llamen… no los necesito, tengo un gato”, se sitúa en la desconexión para concentrarse en el vínculo con Didí.
Una centella se enciende entre Beatriz Vignoli y Oscar Masotta. Vuelo a la biblioteca. Me arden los dedos. Masotta nos recuerda su entrada sobre el Gato Félix. “Sumido en la experiencia de todas las privaciones, de la soledad, del hambre y el frío, creado por Pat Sullivan, y conocido con anterioridad como dibujo animado, entra en la historieta en 1923 un semejante de Krazy: Felix the Cat” (…) el Gato Félix. Prosigue Masotta: “Esta mancha oscura de grandes ojos blancos y capaz de descolgarse la cola para usarla de bastón o para treparse a un cuadro, envuelto en múltiples situaciones de peligro físico, ingenioso como Chaplin en el manipuleo de los objetos, este gato desnudo y errabundo, que puede reflexionar bajo enormes lunas redondas, y transitar por un paisaje que puede ser fantástico, pero donde el agua, un balde, la tierra, el fuego, o una chimenea, revelan siempre la adversidad del mundo y la resistencia de las cosas, anticipaba, a las mil maravillas, y desde la superficie de un humor juguetón, los años de la depresión.” (2) Félix puede ser el hermano de Didí, con otro pelaje, recreado por Masotta y Vignoli en coro en un estudio histórico y plástico.
Estos gatos “errabundos”, que nos llevan por tapiales, terrazas, patios y solados de los más diversos, nos convocan a leer y a activar nuestras memorias colectivas y a compartir subjetividades. Los patios, abiertos o atapialados, los patios criollos o pompeyanos, los patios de la memoria como espacios en los que tienen lugar los testimonios. Los patios como zonas para la transmisión de memoria, en los que se pone en marcha el amor performático y la ternura relacional, en los que las experiencias intersubjetivas se expanden cuerpo a cuerpo. En este encuentro de lectura coral, reunido a través de la obra de Beatriz Vignoli se propone un nuevo momento político de resistencia vital.
El Museo de la Memoria presenta un patio como casa/hogar para subvertir el laberinto de la orfandad y la violencia, en el que las voces de autoras distinguidas circulan y recorren en movimiento la obra de Beatriz Vignoli, a junto a la historia política y cultural de la ciudad.
El patio/caja de resonancia de distintas autoras que amplificará la reciente obra Reverie de Beatriz Vignoli. Así brotan relatos de la ensoñación, voces de la noche y de otros gatos multi-céfalos. Otros relatos dentro del gran magma del relato despierto y alerta. Pero, en redonda, el texto nos cuenta el “diario extimo” de un gato y su consorte, en el que hay un montaje cinematográfico de cuerpo presente, el registro de la voz de Vivi y el cobijo que Beatriz le dará a Didí. En este acoplamiento de múltiples tecnologías se instala el espacio de ternura compañera entre ambos. En este cuarto relato Beatriz nos ofrece el testimonio de Viviana por YouTube, transcripto en el libro. Diríamos también, la voz como verdad y manto del arrullo. Con el relato sonoro de Vivi volvemos a otro tiempo, y a otros tiempos, en cuyo espesor la historia se activa.
Así, se dispone un nuevo sitio comunitario y público en el que la obra de una autora nacional reverbera en el camino de otras voces. Y, en estas voces, se organiza un ágora que convoca a la población. Se configuran dos conceptos ancestrales, evidenciados en el ejercicio performático de la lectura en voz alta: el fuego y el ágora. Ambos fenómenos remiten a los modos de vibrar de una comunidad, que a través de los tiempos se ha congregado alrededor de la chispa del diálogo y del calor de la reunión, así como de la acción democrática que vincula la voz del pueblo con el ejercicio escénico y político de la conversación pública. En el patio se dará un diálogo circular al mnemotropismo, en vaivén retrospectivo, en instrumentación presente y en proyección prospectiva, reuniéndonos en un horizonte retroprogesivo común para resistir. “El futuro del pasado: tiempos alterados los de los embutes de la memoria” (3), según confirma y subraya Ana Longoni.

(1) https://ivanrosado.com.ar/Reverie-Beatriz-Vignoli
(2) Masotta, Oscar (1970). La historieta en el mundo moderno. Buenos Aires: Paidos
(3) Longoni, A. (2018). Embutes de la memoria. Aletheia, 9 (17). En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.9241/pr.9241.pdf

 

 

 

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