«Navone fusiló a Negro y se llevó al mellizo»

Por primera vez, desde Barcelona, el militante peronista Oscar Kopaitich detalló a Notife cómo conoció al oficial de inteligencia del Ejército Paul Navone, a quien se lo sindica de haberse llevado al hijo varón que Raquel Negro dio a luz en 1978.

Oscar Kopatich, señalado como primordial en la causa

Diario Digital de Santa Fe Notife - 22/09/2011

Por Héctor Martín Galiano

“El que sabe bien cómo fue que Paul Navone se llevó al mellizo de Raquell Negro del Hospital Militar de Paraná en 1978 es Oscar Kopaitich, que está en España”. La cita del “Tucu” retumbó en la sala de la Cámara de Apelaciones de Paraná donde se sustancia el juicio oral por la supresión de identidad y apropiación de niños en la última dictadura militar.

Costanzo, condenado por delitos de lesa humanidad en 2009, es un ex represor que viene denunciando a los viejos compañeros de ruta desde mediados de los años noventa, cuando los jefes de la patota ya se habían reciclado en puestos claves de inteligencia como Pascual Guerrieri en la SIDE, o en empresas se seguridad, como Jorge Fariña.

Lo concreto es que la declaración como testigo del “Tucu” prendió más de un alerta en las partes del proceso, principalmente a quienes tratan de no desviar la mirada en el hecho procesal investigado. Desde que se abrió la causa, el norte de los jueces, querellantes e integrantes del Ministerio Público, fue establecer quiénes colaboraron en perfeccionar el delito que empezó en el brutal traslado de la militante de Montoneros Raquel Negro al Hospital Militar de Paraná en marzo de 1978. Llegó al nosocomio en el baúl de un auto Peugeot 504 y fue internada en una sala aparte del resto de los pacientes, siempre con fuerte custodia de militares. Allí, parió a mellizos: una nena que fue dejada por los integrantes del Destacamento de Inteligencia de Rosario en un convento de esa ciudad. Con el paso del tiempo, a finales de 2008, la joven llamada Sabrina Gullino supo que era hija de Negro y del comandante Montonero Tulio Valenzuela. También la chica supo que los Gullino la habían adoptado de buena fe.

“Busquen por el lado de Navone”

En varias comunicaciones, vía telefónica y por mail, el militante de la Tendencia Revolucionaria del PJ en los turbulentos años 70, en Rosario, Oscar Natalio Kopaitich, agregó más datos a la sugerencia que Costanzo dejó picando en la sala.

Kopaitich compartió escuela primaria con Paul Navone en la ciudad de Casilda, próspera por su explotación agropecuaria, cenicienta entre las ciudades del sur santafesino. “Efectivamente, Paul Navone compartió conmigo la escuela primaria, cuyos fondos daban a su casa. Él estaba un grado detrás de mí porque creo que tenía uno o dos años menos que yo”, dice desde Barcelona Kopaitich a este medio. “Para que tu tengas una perfecta idea de cómo era, te diré que muy de vez en cuando, porque sentía como todo niño la necesidad de compartir con otros esas vivencias que sólo se dan en esa época de nuestra vida, aparecía por mi barrio”, agrega.

“Pobre diablo –informa- siempre le faltaban cinco para el peso, ya que siempre era el eje de cualquier joda o agresión propia de ésa época, eran los años 50. Si no te acomodás a esa jodas te hacés milico a cura”, señala en sorna. “Este subnormal terminó en el Liceo Militar de Santa Fe", define.

—Y después, de grande, ¿cómo fue la relación?

—Solía volver a Casilda, vestido de blanco y dorado con un pequeño machete en la cintura. Y nosotros, los chicos, pasábamos en bicicleta y desde "milico puto" a cualquier otro improperio nos venía bien. No tenía un sólo amigo. El Ejército no logró hacerlo hombre como tal vez pretendieron él y sus padres. Porque cuando Raquel Negro hizo un parto perfectamente normal y tuvo a los mellizos, para llevarse el niño, que es lo que él quería, (Juan Daniel) Amelong y (Pascual) Guerrieri, lo obligaron a fusilar a La Negra, a quien también tuve la suerte de conocer personalmente. Y lo hizo.

—¿Cómo se enteró del suicidio de Navone? Justo un día antes de declarar en instrucción por la causa de los hijos de Negro.

—Para mí, lo suicidaron los mismos que nombro anteriormente, porque iba a vomitar hasta lo comido el año anterior. Porque no me cabe en la cabeza que fuese capaz ni de suicidarse. Este tema, y varios más, los traté cuando él vivía todavía. Yo me fui de la Argentina en 2002 sin que nadie conociera su paradero. Unos años antes, con mi mujer y mi hijito, éramos asiduos concurrentes a la pileta de natación del Club Gimnasia y Esgrima de Rosario, en esos tórridos veranos insoportables de nuestra zona. Allí vino a recalar el coronel Oscar Flamini, ex amigo de la infancia también y de la promoción de Paul. Era el Jefe del Batallón 121, hasta que lo retiraron. Él no conocía a nadie y me saludaba con efusión aunque yo no le daba cinco de bola. Hasta que un día, molesto por esta situación, me arrimé a la sombrilla debajo de la cual estaba él con su familia y le dije directamente “Oscar, te invito una cerveza, quiero conversar contigo”. Me aceptó de inmediato y charlamos durante casi dos horas y entre las cosas que hablamos estaba el tema de Paul.

—El juicio ventiló que Amelong, Guerrieri y Marino González participaron del operativo de traslado de Negro a Paraná. ¿Conoce sobre algún otro militar o PCI que haya tenido intervención directa en el hecho?

—Sí, Walter Pagano que fue uno de los que llevó a la nena (hoy Sabrina) al Hospicio de Huérfanos, pero no mucho más. El coche lo conducía el mayor o capitán Marino González, que fue el mismo conductor que retiró a Raquel Negro de La Intermedia, que es un campo de propiedad de la Familia Amelong, que está ubicado exactamente frente a la estación de servicio de la Autopista a Santa Fe, en La Ribera, a pocos metros del río Carcarañá. Este fue un tema manejado por el interés de Navone en apropiarse de una de las criaturas. Y la orden de matarla cuando diera a luz era directa de Galtieri. Aunque el movimiento de gente, la tortura y otras minucias, estaban ordenadas por el coronel Juvenal Alcibíades Pozzi. De quien tengo para hablar un rato largo. Y es uno de los menos conocidos de estos criminales.

—¿Navone se llevó el niño?

—La investigación sobre el niño robado por Navone es muy fácil de llevar a cabo, si en Casilda sigue viviendo el "Negro", hermano de Paul, casado con la "Chiqui", y un flor de tipo que creo no se hablaba con el hermano. Aquí todo lo que hay que hacer es encontrar a la viuda de Paul y preguntarle cuántos hijos tiene. Y cuál no nació de su vientre. Ya está.

Navone, el duro

Navone se suicidó el 25 de febrero de 2008 en Córdoba, en el parque de un hotel cordobés de la Fuerza Aérea. La decisión parece haber estado planeada. El ex oficial de inteligencia del Destacamento 122 con asiento en Santa Fe dejó una carta explicando los motivos: “Tomo esta decisión en pleno uso de mi libertad y facultades. Nadie, de mi entorno familiar ni de mi contexto, tiene conocimiento de lo que he dispuesto hacer. Lo hago solo sin participación de tercero alguno. Adopto esta conducta como el mejor camino para mí.”. Destinó las palabras al juez de la causa y luego se disparó en la localidad de La Granja, en Córdoba. “La distancia estimada entre la boca del arma y la piel ha sido menor de 50 centímetros”, informó el médico forense que hizo la necropsia. Los abogados le habían advertido que un procesamiento podía generar el embargo de los bienes en 800 mil pesos y ese dato le disparó los valores de glucemia.

Un día antes de declarar como imputado en Paraná, se disparó en la cabeza con una 9 mm alrededor de las 3 de la mañana del 25 de febrero de 2008 y el cuerpo fue encontrado cinco horas más tarde. Nadie lo custodiaba. Nadie lo cuidaba. Todo muy raro.

Formado en el Liceo de Santa Fe, Navone siguió su carrera como cursante en Campo de Mayo en 1967, saltó a Rosario un año más tarde y en diciembre de 1970 su destino fue Santa Fe, tres años más tarde lo enviaron a Córdoba y en el 1975 a un curso de Técnica en Buenos Aires. Fue oficial de inteligencia del DI 122 con destino en Paraná entre el 15 de diciembre de 1976 hasta el 31 de diciembre de 1977, según informa el legajo reservado al que tuvo acceso Notife.com

Como el resto de los oficiales que participaron de la represión ilegal, cumplió funciones en Formosa hasta el fin de la dictadura. Su carrera acabó como Jefe de División en Rosario en el año 1991 y el 31 de julio de 1993 se le declaró el retiro voluntario de la fuerza. Navone tuvo un paso de perfeccionamiento de técnicas de inteligencia en el Batallón de Inteligencia 601, que operaba en Buenos Aires en la esquina de Viamonte y Callao.

Algunos textos históricos aseguran que Navone integró la patota que en 1979 asesinó al comandante montonero Horacio Mendizábal y que, como parte de ese “merito” se hacía llamar como el asesinado, que ingresó al país en la llamada Contraofensiva.

Todos los nombres de los oficiales que operaron en Paraná

El Destacamento de Inteligencia 122 que operó en Santa Fe tuvo una “Sección Paraná” que el Ejército desmenuzó en un informe reservado que, al momento de escribirse esta nota, no estaba agregado al expediente.

El jefe que comandaba todas las operaciones en la capital entrerriana era el mayor Rubén Ignacio Gaitán, que estuvo hasta noviembre de 1977, después lo siguieron en la jefatura de la Sección los mayores Eduardo Andrés Álvarez, hasta noviembre de 1979 y Armando Enrique Zarabozo, hasta el 10 de octubre de 1982. Este último hizo viajes en comisión a Colombia en 1978 y juntó 119 días para completar un curso de “Analistas e Interrogadores”. En esos cursos se estudio inteligencia de combate en las unidades y las responsabilidades del oficial de inteligencia en las unidades, según detalla el Boletín Reservado del Ejército 4844.

Los capitanes afectados a la Sección Paraná fueron Carlos Gustavo Fontana, los tenientes primero Raúl Méndez, Paul Navone, Juan Bautista Scartascini y Antonio Torres González.

Completaban el elenco del área Paraná el subprincipal de Infantería Hugo Morino, el sargento Ricardo Fick, el sargento de Infantería Julio Seguín, los sargentos ayudantes Raúl Sciascia y Nicolás Suárez y los ayudantes en Comunicaciones Carlos Martínez y Rolando Santana.

El jefe máximo del Destacamento de Inteligencia 122 en el momento más duro de la represión fue el coronel Domingo Manuel Marcellini, que falleció en 2010 sin que se lo pueda juzgar por delitos de lesa humanidad. Se había formado en la Escuela de las Amércias, en Panamá, donde egresó en 1973.

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