Después de tantos años de espera
Comenzó en Rosario el juicio contra los represores de San Nicolás. La instrucción de la causa por hechos ocurridos entre noviembre de 1976 y mayo de 1977, comenzó en 2004. "En días como hoy siento que tiene mucho sentido haber sobrevivido", dijo la hermana de una de las víctimas.
Manuel Gonçalves siguió en primera fila el juicio donde se juzgan a los asesinos de su madre. Imagen: Alberto Gentilcore.Diario Rosario12 - 04/07/2012
Por Sonia Tessa
Antes de sentarse en el juicio, los abogados de las querellas, todos militantes de Hijos, y la fiscalía, creyeron que esta vez sería diferente: el Tribunal Federal Oral número 2 resolvió a primera hora de la mañana la detención de Manuel Saint Amant, Antonio Bossie y Jorge Muñoz, los tres acusados del tercer juicio por delitos de lesa humanidad que se realiza en esta ciudad. La particularidad es que esta vez, los hechos investigados ocurrieron en San Nicolás, entre noviembre de 1976 y mayo de 1977. La resolución de la mañana disponía que Saint Amant continuara con prisión domiciliaria, pero los otros dos fueran trasladados a la delegación local de la Policía Federal. Sin embargo, a las 18, el TOF integrado por Omar Digerónimo, Beatriz Caballero de Barabani y Jorge Venegas Echagüe decidió darles el mismo beneficio a Bossie y Muñoz. Es decir, que estarán en su casa durante todo el juicio. Más allá de esa marcha y contramarcha, el de ayer fue un día de fiesta: hubo caravana desde Oroño al 6200, y a primera hora de la mañana instalaron un cartel azul que decía: "Juicio a genocidas, 7 kilómetros". La ruidosa caravana llegó poco después de las 9.30 a los tribunales de Oroño 940. En el cantero central había una radio abierta del Espacio Juicio y Castigo. El primer día estuvo dedicado, como siempre, a la lectura de las requisitorias de elevación a juicio, a cargo de la secretaria del Tribunal, Silvina Andalaf.
El juicio acumula tres causas. La más conocida es la de la masacre de la calle Juan B. Justo 676, ocurrida el 19 de noviembre de 1976, en la que un grupo de 50 efectivos ingresó con un arsenal en esa vivienda, donde había tres adultos y tres niños. Fueron asesinados Omar Amestoy, de 30 años, su compañera María del Carmen Fettolini, de 29, los hijos de la pareja, María Eugenia, de 5 y Fernando, de 3 años, y Ana del Carmen Granada, de 23 años, que tenía 14 impactos de bala en el cuerpo. Antes de ser acribillada, atinó a proteger a su hijo, Manuel Gonçalves Granada, envolviéndolo en un colchón y escondiéndolo en el placard. Los niños murieron por asfixia, ya que los represores tiraron una granada de gases lacrimógenos por la claraboya del baño, donde sus padres los habían escondido para protegerlos de la balacera. Fernando murió en el acto y su hermana llegó grave al hospital San Felipe, donde también murió. Manuel y Alfredo Amestoy, hermanos de Omar, son dos de los querellantes. Las requisitorias que se leyeron ayer dejaron en claro que los represores sabían de la presencia de niños, ya que los vecinos relataron en la etapa de instrucción que al irrumpir en la vivienda gritaban: "Saquen a los chicos", o "Yegua, largá a los chicos".
La otra causa acumulada es por la desaparición de los militantes montoneros Raquel y María Cristina Alvira, María Rosa Baronio, Eduardo Reale, Horacio Martínez y María Regina Spotti. La abogada de la querella, Ana Pipi Oberlin, que ayer estaba nerviosa después de tantos años de trabajar en esta causa, contó que María Regina hubiera cumplido 61 años. José María Budassi -testigo en el juicio- llegó ayer bien temprano a la ciudad para acompañar el inicio de una causa por la que viene bregando hace más de 30 años.
Las requisitorias que se leyeron ayer correspondieron a la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, representada por la abogada Carolina Ibañez, así como de la querella particular, que llevan adelante Oberlin, Lucas Ciarniello Ibañez y Alvaro Baella, que también representan a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Los cuatro abogados son militantes de la agrupación Hijos.
Afuera había Hijos de todos lados, pero sobre todo de Capital Federal, que llegaron a acompañar a Manuel Gonçalves Granada. Su hermano Gastón, ("el de Los Pericos", decían ayer algunos de los manifestantes) estaba allí. Gastón y Manuel son hijos de diferentes parejas de Gastón Gonçalves, militante desaparecido en Escobar. El diputado nacional Horacio Pietragalla, así como Victoria Montenegro, eran las caras más conocidas. Pero había Hijos de todo el país, y casi al final de la jornada cantaban que esta vez les tocó venir a Rosario, porque "adonde vayan los iremos a buscar". La también integrante de Hijos, Nadia Schujman, subsecretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, presenció la mayor parte de la audiencia, al igual que Horacio Coutaz, secretario del área.
El primer día de cualquier juicio por delitos de lesa humanidad es una coctelera de emociones para quienes llevan años de espera. La hermana de Rosa Baronio, una de las víctimas de la causa, llegó con lo justo: la noche anterior pudo confirmar que empezaba el juicio y allí estaba. Llegó desde Elortondo, donde también nació su hermana. Ayer afirmó: "No puedo creer que esté empezando, después de tantos años". Desde 2004, cuando comenzó la instrucción de la causa, esperaban este día. La primera fecha de inicio fue el 29 de agosto del año pasado, pero se pospuso para el 27 de febrero pasado, y tampoco pudo empezar. Ayer, casi que no podían creerlos. "En días como hoy siento que tiene mucho sentido haber sobrevivido", afirmó en el escenario de la radio abierta que condujo otro Hijo, Juane Basso.
Adriana Alvira, hermana de Raquel Rosa y María Cristina, viajó desde Romang. En la zona rural de Colonia San Roque, bien al norte de la provincia de Santa Fe, habían nacido las dos militantes desaparecidas el 5 de mayo de 1977, junto a Horacio Martínez, pareja de María Cristina. Adriana no pudo evitar las lágrimas al recordar que su madre murió en 2005, sin haber vivido un día de justicia.