El represor esperaba reconocimiento
Muñoz es uno de los tres imputados en el juicio por la represión en la ciudad bonaerense señaló ante el Tribunal. Dijo que entregó al único sobreviviente de la masacre de la calle Juan B. Justo, por entonces un bebé de cinco meses.
Muñoz participó del operativo donde mataron a 5 personas.Rosario/12 - 02/08/2012
Por Sonia Tessa
Jorge Muñoz era jefe de la Policía Federal en San Nicolás el 19 de noviembre de 1976, y como tal, fue uno de los responsables de la masacre de la calle Juan B. Justo, en la que a las 6 de la mañana del 19 de noviembre de 1976 asesinaron a Omar Amestoy, Ana María Fettolini, María Eugenia y Fernando Amestoy y Ana María Granada. El comisario general retirado es uno de los tres acusados en el primer juicio por crímenes de lesa humanidad en esa ciudad del norte bonaerense. Ayer, frente al Tribunal Federal Oral número 2, decidió ejercer el derecho a la declaración indagatoria, que es una herramienta de defensa, y como tal, no lo obliga a decir la verdad. Así, planteó frente al Tribunal que esperaba "si no una felicitación, al menos un reconocimiento" por haber entregado al único sobreviviente de esa masacre, un bebé de cinco meses, a los profesionales del hospital San Felipe y a la justicia. Aquel niño protegido apenas por un colchón creció con la identidad cambiada y a los 19 años supo que era Manuel Goncalves Granada. Hoy es querellante de la causa. "Si bien algunos miembros de otras fuerzas, por los motivos que tuvieran, han sido sancionados por quedarse con bebés en forma no normal, a quienes hemos actuado de acuerdo a la ley, no entiendo por qué se me sindica como autor mediato, si las circunstancias están claras", se defendió para dar pie al relato de lo que siempre calificó como "enfrentamiento", una versión desmentida por el estado de indefensión de las víctimas.
En la jornada de indagatorias, el responsable de la represión en San Nicolás, que fuera jefe del Area 132 del Comando del Primer Cuerpo de Ejército, Manuel Fernando Saint Amant, acusado en las tres causas que se tramitan, se abstuvo de declarar. La causa Alvira juzga la desaparición de los militantes santafesinos María Cristina y Raquel Alvira, Horacio Martínez, Rosa Baronio, Eduardo Reale y María Angélica Spotti, así como sustracción de bienes y secuestro de los niños Fernando Alvira, Víctor y Matías Almada. En tanto, la tercera causa es por el secuestro y torturas a José Emilio Mastroberardino. Tampoco habló quien fuera jefe del Batallón de Ingenieros 101 de San Nicolás, Antonio Bossie, acusado solo por la masacre de la calle Juan B. Justo, como Muñoz.
En la indagatoria, Muñoz se refugió en el confuso relato de un supuesto enfrentamiento. Según su declaración, fueron al lugar sin datos previos de inteligencia, sino a "ver qué había en esa casa", como resultado de un anónimo, después de otro enfrentamiento fraguado en el barrio Las Mellizas. En realidad, según publicó Página/12 el 8 de abril pasado, existió un enfrentamiento en esa vivienda, pero fue entre policías de la provincia de Santa Fe y federales de San Nicolás, y como consecuencia del intercambio de disparos murieron dos agentes de la Federal, Vicente Testa y Carlos Loyola. Ese supuesto enfrentamiento se utilizó como excusa para el operativo que se realizó pocas horas después en la calle Juan B. Justo.
Según contó, golpeó la puerta de la casa, al grito de "policía" y recibió como respuesta dos disparos. Luego, siempre según la indagatoria, permaneció escondido enfrente de la vivienda atacada, y el teniente del Ejército que lo acompañaba pidió refuerzos, que llegaron al mando de Bossie. Pese a las dificultades para actuar desde el escondite, Muñoz dijo haber dado órdenes para que tiraran la granada de gases lacrimógenos por la claraboya del baño. Esas emanaciones provocaron la muerte por asfixia de María Eugenia y Fernando, de 5 y 3 años. El presidente del Tribunal, Jorge Venegas Echagüe, le preguntó si Bossie había hecho referencia a la existencia de niños en el lugar. Según Muñoz -y en contra de las declaraciones de testigos del barrio -el militar había gritado: "Si hay menores, déjenlos salir". Muñoz también relató el intento de fuga de Ana Granada. Cuando el magistrado le preguntó cómo podría haberlo visto desde su escondite, Muñoz debió reconocer que repetía el relato del suboficial Fernando Gandulfo, autor de los disparos que terminaron con la vida de la militante. De hecho, Venegas Echagüe también le preguntó si él había dado la orden de ultimarla, y él dijo que Gandulfo había actuado en defensa propia. El cuerpo de Granada tenía 14 impactos de bala.
El ex comisario de la Federal también repitió el argumento de los suicidios de Omar Amestoy y Fettolini, que fue totalmente desacreditado por varias pruebas. De acuerdo con el legajo de Conadep, el matrimonio recibió disparos a quemarropa. Sin embargo, Muñoz relató que Bossie había ingresado a la casa de la calle Juan B. Justo cuando los tres adultos estaban muertos, y que él lo acompañó. También esta cronología difiere de los relatos de testigos. Según la versión policial, cuando entraron, vieron los cuerpos del matrimonio con disparos, ella en el parietal izquierdo y él en el derecho. Más tarde, cuando Venegas Echagüe quiso indagar si había podido comprobar con sus sentidos ese dato tan preciso, admitió que lo había leído en el expediente realizado durante la misma dictadura por el juez Luis Milesi, en el que se omitieron importantes pruebas. Después de varias contradicciones, Muñoz decidió no hablar más.