«Si quiere quédeselo, que los papás de este chico no vuelven a ver el sol»
Lo dijo el entonces teniente coronel Manuel Fernando Saint Amant a Juan Carlos Perazzo al dejarle a su cuidado al bebé Fernando Alvira, de nueve meses, y tras secuestrar a los padres del chico, aún desaparecidos, María Cristina Alvira y Horacio Arístides Martínez.
Diario La Capital - 23/08/2012
Por Jorge Kaplán
Así lo recordó ayer Perazzo ante el Tribunal Oral Federal Nº2 de Rosario, que lleva adelante el juicio oral por crímenes de lesa humanidad cometidos en San Nicolás durante la última dictadura. Saint Amant es imputado en la "causa Alvira", uno de los tres expedientes que se acumularon para el juicio.
El patio de la casa de Perazzo era lindero con el fondo de donde vivían Alvira y Martínez, con su pequeño hijo Fernando de sólo nueve meses. Cuando las fuerzas represivas secuestran a la pareja, la mujer le pidió a sus captores que dejaran al bebé al cuidado de su vecino. Cuando fue llamado para entregarle el bebé, Perazzo vio a Martínez y Alvira indefensos en poder de sus captores.
Quince días después del operativo, Saint Amant, entonces jefe del Area Militar 132, citó a Perazzo al Batallón de Ingenieros, donde le dijo que si quería se quedara con Fernando porque "los papás de este chico no vuelven a ver la luz del sol". Sin embargo, a los pocos días, fue citado nuevamente para decirle que el bebé sería llevado a un orfanato. Poco tiempo después, el niño fue entregado a sus abuelos.
El abogado de parte de la querella Alvaro Baella, explicó que "la mamá de Fernando les pidió a sus captores que se lo entreguen a su vecino, lo llaman y entonces éste puede ver el operativo", y señaló que Perazzo recordó dos entrevistas con Saint Amant y el entonces capellán del Ejército Miguel Angel Regueiro", quien estuvo imputado pero ya falleció.
Baella destacó que entre las imputaciones que pesan sobre Saint Amant se encuentra la de "sustracción, retención y ocultamiento de un menor", un cargo que se deriva de la conducta para con Fernando Alvira, y también con los hermanos Almada (secuestrados junto a su madre) y que "es la primera vez que se le acusa a un represor en Rosario".
Perazzo admitió ante los jueces su temor al declarar por "haber tenido al chico unos días y por haber visto todo el operativo".
También declararon ayer cuatro testigos de la llamada masacre de calle Juan B. Justo, donde fueron asesinados tres adultos, dos nenes y otro bebé logró sobrevivir. Se trató de vecinos que coincidieron en describir la magnitud del operativo, la presencia de unos 50 efectivos de varias fuerzas de seguridad, los destrozos en la casa, que se arrojaron gases tóxicos, y que desdijeron la historia oficial que hablaba de un enfrentamiento y del suicidio de las víctimas.
Ayer, surgió que en la época algunos vecinos fueron convocados a entrar en la casa para firmar un acta que daba cuenta del estado del interior del inmueble tras el operativo, pero esa actuación fue sustraída del expediente original que instruyó el entonces juez Milesi.
Las audiencias continuarán en la sala del Concejo Municipal de San Nicolás el lunes, con el testimonio de los querellantes Miguel Angel y Mario Alfredo Amestoy, hermanos de Oscar que fuera víctima de la masacre, y Manuel Gonçalves, único sobreviviente del hecho, nieto recuperado e integrante de la conducción de Abuelas de Plaza de Mayo.